Una noche en Silent Hill basta para que no se nos ocurra volver nunca más. Y sin embargo seguimos recorriendo sus calles, sus establecimientos, su parque de atracciones... Has leído bien. No es precisamente Disneylandia, más que nada por el aspecto mugriento y decadente que acompañan cada una de las instalaciones de dicho parque, si bien es cierto que todo el pueblo es una casa del terror gigante, es el óxido y la sangre que cubren el 90 por ciento de los decorados lo que le aporta ese aspecto tétrico e inquietante.
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Silent Hill 3
Una noche en Silent Hill basta para que no se nos ocurra volver nunca más. Y sin embargo seguimos recorriendo sus calles, sus establecimientos, su parque de atracciones... Has leído bien. No es precisamente Disneylandia, más que nada por el aspecto mugriento y decadente que acompañan cada una de las instalaciones de dicho parque, si bien es cierto que todo el pueblo es una casa del terror gigante, es el óxido y la sangre que cubren el 90 por ciento de los decorados lo que le aporta ese aspecto tétrico e inquietante.